Pedro Aznar
A un gato
No son más silenciosos los espejos
Ni más furtiva el alba aventurera;
Eres, bajo la luna, esa pantera
Que nos es dado divisar de lejos
Por obra indescifrable de un decreto
Divino, te buscamos vanamente;
Más remoto que el Ganges y el poniente
Tuya es la soledad, tuyo el secreto
Tu lomo condesciende a la morosa
Caricia de mi mano. Has admitido
Desde esa eternidad que ya es olvido
El amor de la mano recelosa
En otro tiempo estás. Eres el dueño
De un ámbito cerrado como un sueño