J.s Homero
El valle de la sombra donde muere la poesía
[El demonio]
Es posible que desee salir a correr.
Hazme querer que la poesía muera.
Solo quiero decir lo que pienso.
Solo quiero pagar mi fianza.
Ni siquiera quiero hacer el crimen.

Solo quiero cometer errores.
Podría querer hacer una pregunta.

¿Podría llamar a la poesía para que me proteja?
Podría protegerme a mí mismo.
Podría simplemente querer ayudarme.
Podría nеcesitar medicamentos.

Sigo еscribiendo sobre estos flujos,
mantengo un pulso rígido.

Mis versos duermen en el suelo y no huelen los pies en la cara, uno por la cabeza y el dedo del pie.
Sudor por el pan sin levadura
Tuve los croissants y dulces.

Estas poetas frustradas por el género necesitan el trigo integral.

Demasiado cerca, navaja suiza,
guardo como siete tipos diferentes de rimas.
Al menos dos mantienen lo moderno.
Al menos tres son clásicas.
Conozco cinco, viven en mi código,

Salvajes en el pliegue.
Halógenos en brillante, todos ustedes saben que es por eso.

Soy pesado con el humo.
Manos a la obra, hazlo manual, sin enter.

Sin fiascos, soy Spock.
Sin tabaco.
Demasiado tabasco.
Furor de Hasbro.
Si solo tuviera mi ojo izquierdo podría quemar brujas contemporáneas.
Divago, y eso es de sabios ardientes.
Unos cuantos miles de libras de versos caídos.
Todos ustedes asustados por el ritmo y rima
Pronto entenderán esta pragmaliteratura.

Los hará reventar la trompa.
Pregonar un pueblo entero.

Imparable juntos, así que arrancamos de la multitud.

El tema candente lanzado alrededor de los que no hablan.
Un problema de diez pies de altura a plena vista.
Nuestra existencia es el elefante en cada sala.
Cávala de calavera.

¿Cómo somos más grandes que la vida y acechamos en la sombra?
¿Cómo el león-el rey pude abofetearlo con mi nariz?
Toma nuestra base vegetal por debilidad, quédate orando en
nuestra alma.

Saca a relucir lo que todos nos hicieron,
y ahora las escuelas incómodas.

Todos pueden
prohibir la teoría crítica
de la poesía.

Fáciles de amordazar cuando nos hicieron sentir solos.
Una gran carga cuando tienes demasiada piel gruesa, con un toque sensible.

No puedes encogerte, no lo digas en serio, no duelas, enormidad.

¿Es un regalo y una maldición?
¿Vamos a esperar el reconocimiento, o voltear todo lo que hemos escrito?
¿Mi miedo o el nuestro?

Morirás sin mis versos,
en una cuna de paja toquilla donde reposa la sombra de tu muerte.

Ahí, donde con aguardiente hago que lata mi Ariel, hijo de Caliban.

Mi poesía.

-Asesinato predeterminado-

El arte de no escribirte como forma inevitable de tu muerte.

Pues..

- enter -

Tu fenecer es mi nacer.