J.s Homero
AGRIDULCE
[Soneto 1]

Por ti
Por mí
Por los dos
Porque nos lo merecemos
Por ser la persona que siempre esperé y llegó, más tarde, después de muchos baches. Pero ahora estás aquí, conmigo. Y es lo único que importa
Estás siempre, en mis mejores días, en los grises, en los que no quiero despertar. Pero tú nunca te rindes. Insistes. Te gusta repetirme lo especial que soy y, la verdad, a mí me encanta escucharte. Me encanta saber que no hay nadie más que yo

Odio tener miedo, miedo a perderte, que a veces me hace desconfiar y perder toda la seguridad que tú me das. Pero lo mejor de todo es que me entiendes. Sabes de mí. Me llevas por tu camino cuando sabes que en el mío hay peligro y hay dolor. Y, al final, siempre encuentro la dirección correcta
Y me encanta. Me encanta levantarme pensando en ti, en lo feliz que soy, en lo feliz que me haces. Sonreír sin parar al verte se ha vuelto un hábito, y qué costumbre tan preciosa. Me erizas la piel, me siento vivo. Le das vida a la mía

Pondrán en duda muchas cosas. No entenderán el por qué. No entenderán como sucedió. Solo juzgarán como siempre. Hablar por hablar sin saber. Nos pondrán en duda. Buscarán obstáculos. Pero, ¿qué más da? Nosotros sabemos lo que necesitamos. Que te quiero. Que me quieres. La falta que me haces cuando no estás. Te quiero aquí. Ahora y siempre. No hay vuelta atrás. Aunque me dieran la oportunidad, nunca volvería atrás. Nunca olvidaría aquel día en el que se produjo la más bonita de las casualidades, el día en que entraste en mi vida, en el que empecé a sentirme más vivo, en el que me llenaste de amor. Y, te lo prometo, nunca se acaba
Y eso es por ti, mi más bonita oportunidad

Tampoco creo que seas el amor de mi vida. Sin más, no te ofendas. En mi opinión el amor de nuestra vida somos nosotros mismos, porque amores hay muchos y nadie puede asegurarnos este será el último o será mejor que el siguiente. Y me haces feliz, me haces inmensamente feliz, por eso me encanta estar contigo. Vivo en una ciudad que debería descubrir cuyos rincones me fascinan. Tengo unas amigas increíbles, raras, sí, un poco malditas, pero espectaculares. Pero tú eres a quién amo, porque me haces muy feliz, y con eso sobra. Créeme

Me encanta pasar tiempo contigo. Me encanta cuando salimos, cuando estamos juntos, cuando nos reímos juntos y cuando no hacemos absolutamente nada
Hoy pienso despertar teniéndote en mi mente desde el primer momento, lamentándome primero por no poder sentirte cerca y aliviándome después por saber que el remedio será solo una cuestión de tiempo. Testigo de ello será mi almohada, hogar de los abrazos que me gustaría dedicarte y centro paliativo del síndrome de abstinencia que has conseguido instaurar dentro de mí

Te daré los buenos días de la forma más especial, con la única y mayor esperanza de robarte una sonrisa que hace conmigo lo que quiere y cuando quiere. Esperaré de igual manera los tuyos, sintiéndome como un niño pequeño aguardando alegre e impaciente a la salida del colegio la llegada de su madre que le lleve de vuelta a casa. Porque casa es donde sonríen al verte. Y adivina quién es mi casa, mi escondite favorito, mi terraza iluminada con vistas al mar, mi suelo y mi techo. Adivina quién es el mejor lugar donde puedo estar
Iré a buscarte y esperaré a unos metros de la puerta, con la ilusión de verte aparecer de la nada y ver cómo, al acercarte, va disminuyendo la distancia entre los dos y aumentando la tensión entre nosotros. Una tensión únicamente aliviada tras ese beso dulce y reconfortante que nos entrelaza nos reafirma y nos hace saber que somos, lo será para siempre. Me río yo del vértigo

Ahora que te tengo cerca, permíteme compartir contigo mi espacio vital, cada vez menos diferenciable en necesidad del que se crea junto al tuyo. Déjame ponerte al día de nuevo mientras, con la mirada, me dices que eso ya te lo he contado, y preguntarte, como sabiendo la respuesta, si me quieres y me has echado de menos. Acepta mi invitación para hacer lo que nos dé la gana durante las próximas horas, desde tumbarnos en el parque hasta recorrernos la ciudad sin más combustible que una galleta achocolatada y una conversación interminable, pasando por escaparnos a esos rincones predilectos que den rienda suelta a nuestros instintos y sentimientos
Aprovechemos y dediquémonos el tiempo que tengamos entre manos, pues él se encargará de esfumarse cuando volvamos a mirar el reloj. Dejémoslo todo atrás, ya tendremos tiempo de volver. Tranquila, no tengas prisa, que tú y yo vamos muy lejos


[Soneto 2]

Llegado el momento, me negaré a despedirme. Es algo para lo que nunca estaré preparado. Cuando se trata de volver a verte, “pronto” suena a demasiado lejos. Con resignación, tomaré el camino de vuelta y caminaré a casa, permaneciendo unos minutos en su interior para decirte que llegué sano y salvo. No pararemos de hablar hasta que llegue la hora de irnos a la cama, cada uno a la suya, algo temporal, prometiéndote que en el futuro será lo primero con lo que amueblaremos nuestro hogar. Planearemos juntos lo que haremos mañana y te daré nervioso las buenas noches, cerrando el ciclo de lo que podría llamar un día ideal. Mañana más y mejor. Contigo
A pesar de que tal vez no quieras
A pesar de que me digas te quiero

No todos los “te quiero” significan lo mismo. No todos queremos de la misma manera, ni queremos que nos quieran igual. Hay tipos de amor que no valen, que son caducos, que se caen si lo problemas soplan fuerte, que no dan tanto como reciben. Hay te quiero que, a la larga, son soledad. Son lágrimas. Desesperación, ruinas, tiempo perdido

Hay tipos de amor a los que les asusta salir heridos. Se encierran en sus sentimientos, se aferran a su soledad, hacen daño y ni si quiera se dan cuenta. Para querer bien hay que abrirse en canal, hay que estar dispuestos a conjugar verbos en futuro, a construir proyectos que empiecen por un nosotros. Y no temblar cuando se pronuncien. Para querer bien hay que cuidar cada detalle, hacer partícipe a esa persona con la que estás compartiendo tus días, renunciar a pequeñas cosas sin ser conscientes, hacerlo simplemente porque apetecen. Y que todas merezcan la pena. Si te suponen un esfuerzo, ni tú te esfuerces, ni yo las quiero

Porque cuando dices que me quieres a media voz, y a cada golpe me doy cuenta de que no me quieres bien, cuando no aceptas que la gente nos vea juntos, aún no entiendo el por qué, el por qué tenemos que actuar de dos formas, y a veces yo ya no sé cómo actuar, quisiera recibirte cada día con un fuerte abrazo y beso suave, pero tenemos que actuar como amigos, es la forma más compleja que he conocido un “amor”, existen cosas que nos lastima y sentimos que la única forma de minimizar los daños es alejándonos. Y de pronto, ya no me importa tanto, no estoy tan pendiente, no me hace tanta ilusión. Me alejo. Y así todos tus te quiero no me calan tan hondo, pero todos tus golpes me duelen tanto
Me duele, me decepciona, me alejo y me acabo perdiendo. Cuando despierto de este amor secreto, estoy tan lejos de lo que nunca vamos a ser, que ni siquiera recuerdo que tengo que proponértelo porque sería una gran decepción para mí. Y es demasiado tarde. Es increíble como una persona que significa muchísimo para alguien en cuestión de tiempo puede convertirse en un verdadero desconocido. Maldita sea, por qué se nos da tan mal hacer las cosas. La vida da muchas vueltas pero, quiero creer, que si algún día pienso que estoy perdiendo a la persona a la que quiero, me volcaría en hacer las cosas bien. No querría vivir con un no haberlo intentado, el sabor amargo del egoísmo, de la cobardía. El “demasiado tarde” resonando en mi cabeza

¿El no tenerte por mi culpa?

Me muero

Mira, quiéreme bien o no me quieras. Caminar en dirección contraria a tus labios no formaba parte de mis planes, pero créeme que no seguiré esperando un te amo de verdad. Porque los míos son sinceros, porque yo me lo estoy jugando todo, porque me lo merezco. La jodida frase de no saber lo que tienes hasta que lo pierdes conmigo no funciona. Quiéreme bien o no me quieras, dalo todo o no da nada
Las personas que no saben querer, acaban en los rincones olvidados de las memorias de las personas que jamás podrán hacerles felices


[Soneto 3]

Entonces…
¿Agrio o Dulce?
¿Dolor o Amor?

Y es por eso, que a veces se mezclan, se juntan y se aprietan, y los sentimientos nos confunden, se nos pierden y nos encuentran. Porque, no sé si lo has experimentado alguna vez, esas ganas terribles de darme un golpe para que se me quite la idiotez. Y ojo, no digo que la violencia sea el medio para conseguir nada. Sino, que de vez en cuando, no tienes muy claro si me darías un beso o darme un golpe contra la pared

Se han empeñado en que creamos que a tu pareja tienes que mimarla las 24 horas del día. De hacerla feliz constantemente, suplir sus necesidades, recordarla a cada minuto lo mucho que la quieres y lo complicado que sería vivir sin ella. Nos han hecho creer que siempre tenemos que darla la razón. No sé, convertirla en una especie de hija única consentida, de ese cliente que siempre tiene la razón. Yo lo que quiero es una pareja, no una mascota

Que a veces sienta muy bien que no te den la razón. Que te plante un “NO” en toda la cara, de esos que se escriben en mayúsculas. Que se cruce de brazos. Que lo haga con suspicacia, con toda la cara del mundo. Que se quede mirándote con expresión seria y pienses lo mal que te cae y lo guapo que está cuando se enfada tu maldito. Ay, que no, que no es necesario que te esté adulando constantemente. Que te gusta sacar defectos de vez en cuando. Lo de sonreírnos con cara de pícaros cuando se meten con nuestros puntos débiles y saben por dónde conducir la situación. Cuando disfrutas con nuestro ceño fruncido y sabes cuándo parar para darnos un beso o esquivar un par de cojines. Pero nada de ladrillos, eso es otro nivel

Sí, esa risa maliciosa disimulada cuando te metes con mi nuevo peinado o en mi nueva camiseta que me he comprado. Sí, esos pequeños detalles que te recuerdan que, por mucho que pase el tiempo, tú sigues en mi corazón
Saber que confías en mi pero que también te pones seria si la situación no te hace gracia

Y así tiene que ser, que si todo le pareciera genial llegaría un punto en que nos volveríamos locos. Que le gusta cómo le tiras ese comentario como quien no quiere la cosa, sin más, pero que llevas pensando un rato. Con doble sentido, de esos que hacen pensar. Para airear presiones. Con una sonrisa disimulada
Nunca imaginé que sentiría el olor de tu piel otra vez entre las sábanas de mis sentimientos y es que los dos nos largamos cerrando la puerta, sin dejar una sola ventana abierta
Fuimos tan mediocres en nuestra huída, que nos dejamos la mitad del alma en el cuerpo del otro, pero eso sí:
Después de unos segundos donde a la muerte le dio un ataque al corazón, tragué saliva y volví a respirar
Era el mundo real y tú te estabas vistiendo aún sin ser las doce de la noche, para marcharte en tu carroza mágica sin dejarte más zapatos de cristal por el camino
Y ahora estaba pasando condena, recitando en voz alta tu número de lunares, deseando que volvieras a colarte por los barrotes del orgullo para jugar al escondite con la indiferencia y despedirnos del amargo sabor a despedida, que manchó nuestro cuento de hadas a medio terminar
Pero no, aún no termina
Todavía me queda tinta para una trilogía

Decirte que te vayas es un atentado suicida y, al mismo tiempo, una forma corta y concreta de definir el verbo querer
Quizás pienses que mis pasos se alejan de tus pisadas por miedo a enfrentarme al abismo que hay entre tus párpados y los míos, pero ten la pequeña certeza de que si fuese por ese motivo me tiraría al vacío una y otra vez cuál kamikaze, con los ojos abiertos para disfrutar del paisaje
Lo cierto es que no me asusta cómo sea el huracán si su ojo coincide con los tuyos, pero, aunque me sobren motivos por los que estar aquí, bajar la guardia y permitirme ser feliz junto a ti, solo existe una razón para huir lejos aun sabiendo que ya nunca volverás y nunca más seré feliz, y aun así esa única razón pesa tanto que me tengo que ir
Tú no lo entiendes y a decir verdad yo tampoco quiero entenderlo, pero en el fondo, alguna parte de mí, sabe con total certeza que solo soy la mecha de una bomba que te hará mil pedazos en algún momento así porque sí, sin yo poder controlarlo. Así que no me pidas que vuelva que ya es demasiado difícil correr sin girarme incontables veces para intentar apaciguar ese glaciar derretido en tus ojos y no salir al encuentro de tus labios


Espero que algún día sonrías al escuchar mi nombre y seas capaz de entender que esto nunca fue fácil para ninguno de los dos, tú viste desaparecer a aquel quién querías y yo di la espalda a la persona con la que quería pasar el resto de mis días

Nunca me fui del todo, siempre estuve a la vuelta de la esquina, te he visto pasar con alguien más, pero conozco tu mirada. Ninguno de ellos veía en tu mirada la brecha para tratar de curarla a tu lado sin amenazar con huir antes de que se desbordase. Nadie supo entender que existen palabras llenas de silencios y silencios llenos de palabras, pero que por más que sellen tu boca, tu mirada cuenta cada una de tus historias

Es difícil comprender tanto a alguien y quererla sabiendo que para mantenerla a salvo tienes que evitar tocar la yema de sus dedos, porque existen personas a las que echas de menos hasta cuando cierras los ojos aun sabiendo que al abrirlos ahí van a estar y yo quería ser esa persona para ti, porque es bonito construir un imperio y que cuando esa persona decida tocarte que se tambalee, pero nunca se destruya. A mi vida le sobran motivos para ser feliz pero todos se reducen a ti

The Blacker, eso es lo que soy, así que siento tambalearme, pero prefiero hacerme añicos y derrumbarme en frente de ti..

Cómo me gustaría sentirte así, sin el más mínimo disfraz, sin el menor vestido. Y acaso al estar contigo, aún en la distancia, oírte decir sin hablar, que también me has amado de verdad