Gata Cattana
Culpables
Aquella noche
no existe ya,
más en el brillo
de tus ojos
cuando me miran,
cómplices...
En el cosquilleo
del secreto.

Estábamos hechos
de la plenitud
de sabernos débiles,
más de carne que nunca.
A sabiendas del pecado.

Culpables, culpables, culpables...

Temblando de miedo
y de pudor,
al descubrirnos
con la manzana
en la boca.

Agarrados,
como se agarra al agua,
desnudos, sucios,
esperando el castigo divino
que no llegó.
Porquе Dios
se ruborizó al vernos,
el pobrе...

Nos dio su perdón,
por no mandarnos
al infierno derechitos...
Nos dejó probar la miel
una vez.
Sólo una.
Sabiendo que ese
es el peor castigo.

Mostrarnos el Edén
para luego expulsarnos...

La delicia del delito
arrastrada por la culpa,
las cadenas apretando fuerte
contra nuestra dicha,
la conciencia del error.
Si existió, fue un error,
desde luego.

Pero no existe ya,
más que en el gozoso
disimulo de saber
que fuimos malos.
Culpables,
culpables,
culpables.